CARRERA: Una generación desgastada que sabe a qué aferrarse


El debut del cuarteto madrileño compuesto por Carla, Gonzalo, Hanna y Tomás. podría ser el eco mental de una generación desgastada pero que sabe a qué aferrarse para salvarse a sí misma. Por su voz propia, que salvaguarda el presente y el futuro del pop-rock crudo y el post-punk nacional. Cabeza en rutina, el álbum de debut del cuarteto madrileño Carrera.

Carrera celebra las luces y sombras de esta generación muchas veces calificada como “perdida” pero que como dice Isa Duque debemos reivindicarla como “encontrada”. Es melancolía a caballo entre estirar la adolescencia al infinito y anticiparte a lo que echarás de menos del momento presente según transites la adultez.

En cualquier caso, tiene la sensibilidad perfectamente equilibrada para que al escuchar los temas te sientas identificada y camines por la calle sintiéndote prota de una peli contemplativa con momentos trepidantes. El acompañante perfecto de una cotidianidad que a veces pesa pero que aprendemos a mirar con ternura, gracias a esta banda sonora que dilata un minuto cualquiera haciéndolo extraordinario y atemporal.

En medio de este sinsentido que nos toca vivir, en medio de este barullo, salta por encima del muro de sonido la voz de Carrera, que bien podría ser la de mi cabeza, y creo que dice que “pienso más, hablo menos, y al menos ya me río más”.

Estas palabras de Cristina Lizarraga, vocalista, letrista y teclista de Belako, son el eco perfecto de Cabeza en rutina, el álbum de debut del cuarteto madrileño Carrera. La artista vasca da en el clavo con dos conceptos fundamentales: el desgaste generacional y las dos caras de la moneda de una cotidianidad que un momento nos ahoga y otro nos salva. Con Hanna, Gonzalo, Carla y Tomás el presente y el futuro del pop-rock crudo y el post-punk está garantizado en nuestro país. No en vano, han sido incorporadxs al roster de artistas de Jägermusic. Su álbum de debut no deja lugar a dudas: letras siempre ácidas, guitarras corrosivas y referentes estilísticos como Las Ligas Menores, The Jesus and Mary Chain, Triángulo de Amor Bizarro, A Place to Bury Strangers, Yo La Tengo o Teenage Fanclub configuran un lenguaje sonoro que cuenta con pedigree pero que no deja de ser perfectamente propio.

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Canciones como ‘Feliz no cumpleaños’, donde reivindican el valor anímico de aferrarte a la fantasía de una futura celebración cuando lo estás pasando mal, ‘Anticasting’, que nutre su sonido punk con el combustible de la rabia, y ‘Las cosas caducan’, que describe la remontada anímica tras una ruptura, ya nos dieron, en forma de adelantos, las coordenadas emocionales de un álbum que te refuerza a base de mantras mentales. Luego hay cortes que nos empapan de la sensación pantanosa de la rutina, como su tema homónimo y su continuación natural, la instrumental ‘Dispersa continúa’. Y otras cuya música y letra transmiten sentimientos a flor de una piel rascada por guitarras que alivian. Tristeza cruda en ‘¿Y ahora qué?’, cierto romanticismo resignado en ‘La primera de muchas’, autoafirmación contestataria en ‘MVP’ y algo parecido a la modestia existencial en la pieza final: ‘Me desdibujo’. Porque Carrera no es que tengan las respuestas, sino que plantean las preguntas adecuadas para que el eco mental de tu rutina te maque el camino.

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