Pues sí, directos, estamos cansados del “joder, no sé” y es que en este momento en el que nos encontramos, donde las canciones se consumen como si fuera fast food, “Hace tiempo que no escucho Las canciones de Juanita”
En un momento donde más y mayor calidad hay en el panorama musical, se intenta seguir el ritmo del algoritmos que pretende que consumamos las canciones de forma glotona, sin saborearlas, sin procesarlas, sin disfrutarlas. Aunque nosotros nos desmarcamos de los grandes éxitos del mainstream, no somos ajenos a esta realidad.
El ritmo vertiginoso de la industria y el tener que destacar constantemente está convirtiendo a muchos en ”Punkis de Hacendado” y es que “no soy Malasaña, ¡tío! Sigo siendo del Pueblo Nuevo”
Ante la falta de oportunidades por parte de la industria, algunos lo tienen claro y nos dicen abiertamente una declaración de intenciones “No quiero tu dinero, me da igual tu apellido, si crees que tengo precio, vete por donde has venido”
Otros muestran abiertamente sus deseos de tocar en “KEXP” pero luego está “El que cree que va a llevarse un Grammy de verdad, el que quiere quedarse con los derechos, Al que todo le da igual, solo quiere girar, el que solo quiere que salgan las cuentas, el que se ve como un gran tipo intelectual, el que piensa siempre solo en la política…” al final es una lucha constantemente, con más voluntad que oportunidades, para conseguir no tener una “vida de 1€”
“¿Viste a los chavales con gafas de rock molidos a palos prender la ciudad?” Al final, a la conclusión que hemos llegado es que lo que puede perdurar en el tiempo, de forma más parecida al lo de antes (ok boomer) son los artistas o los temas que conecten con el cerebro o el corazón. Las canciones que se salgan del flujo mecánico del algoritmo de mensajes huecos. “No digas más: "joder, no sé", están pasando cosas en la calle”
